REVUELTAS Y DEBATES POSTELECTORALES
La magnitud del cambio tras las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933 sorprendió a todos los grupos políticos que nunca sospecharon la inestabilidad estructural que afectaba a los cimientos de la República.
Los republicanos de izquierdas habían casi desaparecido y los socialistas habían perdido la mitad de las actas, lo que les hizo protestar airadamente, achacando su derrota al Gobierno, por su inhibición ante los caciques de siempre y sus agentes electorales.
Los Republicanos Radicales estaban también descontentos con el desequilibrio entre las alas derecha e izquierda del Parlamento, porque pensaban que esto crearía dificultades a su labor de gobierno, que las circunstancias hacían inevitable.
Hasta los sectores de la derecha que a regañadientes empezaban a aceptar la República, recibían con aprensión la avalancha de actas, que en una buena parte reforzaban a grupos políticos abiertamente antirrepublicanos.
Sólo el anarco sindicalismo, que escaldado por los sucesos de Casas Viejas había solicitado la abstención entre sus militantes, tenía claro lo que en cualquier caso había que hacer con los resultados de las elecciones. La Revolución.
Según un informe de la Dirección General de Seguridad, en octubre de 1933 la CNT contaba en España con 584.000 afiliados y la UGT con 308.419, siendo las localidades mas proclives a seguir las instrucciones del Pleno de Regionales (que era el organismo de coordinación de los alzamientos): Barcelona, Cádiz, Córdoba , Granada, Málaga, Gijón, Sama de Langreo, Sevilla, Valencia, Zaragoza y la plaza de soberanía de Melilla. Había 138.150 obreros en paro, aparte de la situación endémica de paro encubierto en la agricultura,
Rico Avello estaba sobradamente informado sobre la inminencia de acciones violentas como las que venían sucediéndose desde la proclamación de la República, que habían ido incrementando su intensidad a lo largo de 1933. Por eso ante los rumores que anuncian para la noche del 8 de diciembre un movimiento organizado por elementos de extrema izquierda, declara: «… es la cuarta vez que me lo anuncian y se sofocará en veinte minutos …»
No fue tan sencillo, duró cuatro días y dejó 75 muertos y 101 heridos entre los revolucionarios, 11 muertos y 45 heridos de la Guardia Civil y 3 muertos y 18 heridos de las fuerzas de seguridad. Rico Avello lo resume así, respondiendo a una interpelación parlamentaria el 16 de enero de 1934:
«Al chispazo surgido en Barbastro el día 8, siguió ya el levantamiento general que empezó el 9 de diciembre …la rebelión, todos lo saben, ha sido particularmente dura en Logroño y en los pueblos de aquella provincia (Fuenmayor, Briones, San Vicente y Abalos) … en Zaragoza fue mas aparatosa, mas alarmante, mas estridente … El 10 surge otro chispazo aislado en Villanueva de la Serena y el 11 en Bujalance, de los que me ocuparé mas detenidamente … en la provincia de Huesca, en Tornos, se proclama el comunismo libertario y en Teruel la jornada fue muy dura los días 10 y 11 y particularmente dura y luctuosa en San Vicente (Logroño) con el asalto al cuartel de la Guardia Civil con bombas de mano … «
«Los anarco sindicalistas disponían de un verdadero arsenal de explosivosy armas que pacientemente fue descubriendo la fuerza pública en toda España …»
Se declaró el Estado de Prevención nada mas proclamarse los resultados de las Elecciones Generales y el Estado de Alarma el 9 de diciembre. Martínez Barrio lo justificaría tres días después con estas palabras ante las Cortes Generales reunidas en su primera sesión: «No queremos ocultar nada al conocimiento de la opinión nacional … el Gobierno no piensa prolongar un momento mas de lo que se necesite el estado de excepción creado … haremos lo que han hecho todos los gobiernos de la República, utilizar los preceptos legales con mesura …puesto que el movimiento perturbador, no lo quiero llamar adrede revolucionario, que acabamos de contemplar, ha tenido una gran extensión , ha sido de un extraordinario volumen, no sólo por lo que se conoce, sino por lo que frustrado, no ha tenido ocasión de revelarse …». Prieto pidió en este momento la palabra para desmarcar a los socialistas de lo sucedido declarando «… que en el movimiento perturbador no se ha acusado ni intervenido otra fuerza que CNT-FAI …»
El 15 de diciembre se daba por abortado el movimiento perturbador (o revolucionario, según el orador de turno) y Azorín podía escribir en La Libertad:
«Todo está arreglado. El Gobierno ha estado realmente bien. La opinión lo elogia con entera justicia. Don Manuel Rico Avello se ha hecho simpático a todos los españoles. Don Manuel Rico Avello no era el Ministro de Gobernación. Nos producía gratamente la impresión de otra cosa. Don Manuel Rico Avello era un antiguo e íntimo amigo nuestro, que a su vez lo era con la misma intimidad del Ministro de Gobernación. Valido de esta amistad, iba y venía de nuestra casa, de casa de todos los españoles al Ministerio de Gobernación. En el Ministerio hablaba con el Ministro, el Ministro le contaba lo que había y Don Manuel Rico Avello, diligente y cordial, venía corriendo a contárnoslo a nosotros. Y eso muchas veces durante el día. Y hasta a media noche. Se ha hecho simpático Don Manuel Rico Avello a todo, el mundo. Es hombre llano, sencillo y bondadoso. La bondad no empece la firmeza. Don Manuel Rico Avello nos ha salvado. Como vulgarmente se dice «ha sido nuestro padre» …»
El título del artículo de Azorín era «La crisis hoy o mañana. Debate sobre la política del Gobierno» y efectivamente, el 16 de diciembre de 1933 Alejandro Lerroux formó el primer gobierno de la legislatura (su segundo gobierno en la República), apoyándose mayoritáriamente en hombres de su Partido Republicano Radical.
Rico Avello era independiente y hoy en día resulta difícil decir cual era exáctamente la actitud de Lerroux respecto a su persona; pero continuó en el gobierno porque al formarse él estaba inmerso en el debate sobre las Elecciones Generales. Un debate dominado por el discurso del Ministro, del que entresacamos algunos párrafos reveladores:
«Todos aspirábamos, pues, a que se celebrasen unas elecciones sin corruptelas, sin presiones gubernativas; unas elecciones completamente sinceras. Y para garantizar esta sinceridad electoral he sido elegido yo, un hombre modesto, un hombre neutral, desligado de todos los partidos, sin interés político alguno …»
«Ha habido víctimas durante la jornada electoral en varias regiones españolas, víctimas resultantes de las colisiones entre los hombres de los partidos adversos, entre los grupos en lucha, hacia los cuales acudía la fuerza pública a sofocar sus pasiones, a reprimirlos; pero ni un guardia civil, ni un guardia de asalto ha producido en España un solo lesionado. Y yo tengo la satisfacción enorme de declarar ante la Cámara de mi pais, que el Estado Republicano Español cuenta con una fuerza pública absolutamente leal y capaz de realizar cuanto el Estado le encargue para su defensa …»
«Se dirá por alguien que ha existido una coacción moral, porque los curas, los sacerdotes, han salido a ejercer en el campo de la política una labor de apostolado, de proselitismo político. ¡Ah! Yo me pregunto ¿Es que los sacerdotes fuera ya de la dependencia del Estado, separado el Estado de la Iglesia, no tienen perfectísimo derecho, como cualquier ciudadano, a ejercer el apostolado y el proselitismo que podemos ejercer quienes no lo somos? …»
«En Granada se han celebrado unas elecciones limpias, decentes, como el Sr. de los Ríos me dijo la noche del domingo en que se celebraron desde el propio Gobierno Civil (el Sr. de los Rios: A las cinco y media de la tarde, refiriéndome a la capital). Cierto Sr. de los Ríos, permítame declararlo y esclarecerlo. El Sr. de los Ríos me dijo aquella noche: «Tengo que declarar a usted Sr. Rico Avello, que las elecciones en Granada, en la capital (y no podía referirse a los pueblos de la provincia porque a aquella hora no podía tener noticias Su Señoría) han sido un ejemplo de elecciones puras, sinceras y limpias». Y yo pregunto Sr de los Ríos y Srs. diputados socialistas ¿Es que el gobernador de Granada, a quien atacáis, no era el gobernador que ha hecho las elecciones en la capital de Granada?»
La respuesta a este discurso se hizo mayoritariamente en la prensa durante los días siguientes, abundando en descalificaciones personales a la vez que se orillaban las cuestiones cruciales de unas jornadas que pretendían reflejar la voluntad democrática de la nación española. La andanada de la CNT, resume el enconamiento que entre la izquierda esfumada de las urnas, desataron unos resultados que le cogieron con el pie cambiado.
«La tranquilidad de los partidos que iban a reñir las elecciones exigía un Ministro de Gobernación incoloro, inodoro e insípido. No pudo hallarse al hombre y se buscó su aproximación. Rico Avello era lo bastante pardo para pasar desapercibido. Como hombre gris es una eminencia …, no le desconocíamos como diputado por la gracia de una alianza socialista-patronal-republicano-monárquica-laico-jesuita. En esta alianza, los monárquicos, patronales y jesuitas eran Ayesta y Rico Avello … Le perdió el hacer demasiadas declaraciones. Hablar, hablar … ¡Pero señor! ¡Tan difícil como es decir algo! Hablando, hablando, demostró enseguida todo lo que tenía de listo el actual Ministro semiyacente de la Gobernación …»
Sin embargo no ha concluido todavía su trabajo en Gobernación. Lerroux le mantiene en el Ministerio hasta la convocatoria de las Cortes Ordinarias el 28 de diciembre y después durante el Fin de Año, que pasa en su despacho, hasta las sesiones del 16, 17 y 19 de enero de 1934, cuando tiene que atender las interpelaciones sobre la represión del movimiento perturbador (o revolucionario, según el orador), que presentan algunos diputados de la oposición. Como en el debate sobre las Elecciones, también aquí la actuación del gobierno es dificilmente criticable y las intervenciones se desparraman entre alusiones personales como la de Prieto el 18 de enero:
«Cuando Rico Avello recordaba la intensidad trágica de todos los propósitos que abrigaban los revolucionarios en orden a la destrucción de vías férreas y a la quema de archivos de la propiedad, venía a mi memoria el recuerdo de que precisamente el jefe político de Su Señoría (Martínez Barrio) y de este Gobierno ha predicado la quema de los archivos de la propiedad y el aventamiento de cenizas y yo he hablado públicamente con el Sr. Lerroux en un mitin, he participado con él en el Gobierno y con él, con Su Señoría y con otros hombres representativos del Partido Radical, en todo un periodo de conspiración …»
Martínez Barrio, que es Ministro de la Guerra en este Gobierno de Lerroux y pronto sustituirá a Rico Avello en Gobernación, replica tajante: «A mi no me interesa solo la absolución del Partido Socialista, al que no considero poder único dentro de la sociedad española para que expida patentes de limpieza política y de conducta a los demás partidos que nos debatimos en la legalidad de la República …»
Y Rico Avello resume así, durante el debate, los principios que han guiado su actuación:
«Vive y late en la conciencia pública nacional el sentimiento, la idea de que nosotros hemos sido previsores y hemos cumplido serenamente con nuestro deber …, teníamos y tenemos la profunda convicción de que la opinión pública nos asiste, está con nosotros y para nosotros. Señores Diputados, la opinión lo es todo, porque diga lo que quiera Maquiavelo, es la fuerza de la opinión, la fuerza de las fuerzas …»
El 21 de enero de 1934, la prensa anuncia un destino inesperado para Manuel Rico Avello. El consejo de Ministros le ha nombrado Alto Comisario de España en Marruecos.